El artista, que un año más ha vuelto a celebrar su tradicional parada en Madrid por Navidad, reunió ayer a 4.000 personas en el WiZink Center en medio de una gran polémica en redes sociales.
Tras meses de parón y pérdidas incalculables para el sector de la música, que confiesa “estar al límite”, las puertas del WiZink volvieron a abrirse en la noche de ayer, y también lo harán en la de hoy, para acoger al que es ya todo un clásico para las navidades madrileñas: Raphael.
A pesar de que el aforo, de 4.368 personas, era correspondiente a un 30% del habitual, un espléndido Raphael iluminado por su chaqueta de brillantes negros agradeció la presencia de todos los asistentes: “estoy encantado de volver a estar aquí con ustedes, muchas gracias por venir”. Con su mítico “Yo Soy Aquel”, inauguró un concierto cargado de homenajes a artistas como Mercedes Sosa o Camilo Sesto, y en el que contó con la presencia de Manuel Carrasco y Pablo López, que le acompañaron en el escenario.

Inaugurando el espectáculo “Raphael 6.0”, que conmemora sus 60 años sobre los escenarios, el artista volvió a subirse a las tablas del mismo recinto que lleva visitando por Navidad desde hace varios años, pero con un panorama completamente distinto. El acceso, escalonado y repartido por las diferentes puertas, obligaba a todos los asistentes a pasar su entrada por el lector, situarse delante del escáner de medida de temperatura, el dispensador de gel hidroalcóholico, la puesta de guantes para todo aquel que lo requiriera, y aunque la mascarilla era de uso obligatorio, los espectadores disponían de una adicional ubicada en su asiento. Para garantizar la seguridad de todos los asistentes, y al tratarse de un recinto cerrado, “cambiamos el protocolo, y el aire se renovaba completamente cada 12 minutos, con controles estrictos del CO2”, ha confirmado el consejero delegado del recinto a El País. Asimismo, también se procuró que la distancia de seguridad estuviera garantizada, tanto en los halls y corredores como una vez dentro del área de espectáculos, dejando una distancia de dos asientos entre asistentes de la misma fila y uno entre filas distintas.

Se trataba de una noche especial por muchos motivos, y el público, que emocionado ovacionó al artista al final de cada una de la treintena de canciones que cantó, quiso acompañar al cantante en el regreso de la música al WiZink tras meses de parón. Sin embargo, muchos tuiteros han mostrado su descontento cuestionando si era adecuado que se celebrara un evento así en las circunstancias en las que se encuentra Madrid tras el repunte de casos, a lo que Isabel Díaz Ayuso ha respondido esta mañana diciendo que “entiende el malestar”, pero que “se cumplió con toda la normativa y el evento se celebró con seguridad”.

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