Con una caída prevista del 12% en el PIB y el incremento del desempleo, el mercado inmobiliario es otra de las víctimas de la crisis de la COVID-19. Así pues, se espera una caída de precio de las viviendas de aquí a fin de año.

La demanda se ha reducido en un 30% a nivel nacional. Según Iñaki Unsain, principal Personal Shopper Inmobiliario de Barcelona, las adquisiciones más afectadas por la crisis de las familias son las de primera residencia, que representan el 85% de las operaciones. La bajada de precios de entre un 6% y un 12% abre una ventana de oportunidad para los inversores que puedan comprar ahora y obtener plusvalías notables a tres o cinco años vista, añadió.

Bajarán los precios, pero también el tamaño de la vivienda. El tipo de vivienda más buscado es aquél con una superficie de 80 a 100 metros cuadrados, opina Unsain. 

También Pisos.com prevé que la superficie de las viviendas de obra nueva se reduzca de los 117 a los 105 metros cuadrados de media en los próximos quince años. Su director de estudios, Ferrán Font añade: «El mercado residencial de un país está claramente ligado a la forma de vida de sus habitantes, costumbres y hábitos…» Y es que la sociedad española está cambiando.

El Instituto Nacional de Estadística, (INE), acaba de presentar una Proyección de los hogares españoles de 2020 a 2035. Si se mantienen las actuales tendencias demográficas el número de hogares crecería en más de un millón cien mil. Este estudio nos muestra también que aunque el número de hogares aumenta, el número de habitantes por hogar disminuye. Se calcula que el número de hogares unipersonales alcanzaría para el año 2035 casi el 30% del total. Además, el número de personas por vivienda se reducirá de las 2,51 actuales a las 2,41 para 2035.

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