España da un paso al frente en Eurovisión con una puesta en escena efectista y con una narrativa muy especial, destacándose frente al resto de candidaturas por su originalidad.

Llama la atención los simbolismos que existen, el más llamativo de todos a mí parecer: la estructura de flecos. Esta misma abraza al artista, al compás del eaea hipnótico y liberador de emociones. Además hace un guiño a su abuela, ya fallecida…

Respecto a la canción, tan arriesgada como única pienso que se aleja de lo más escuchado en Eurovisión; sin ser ello una desventaja… ¿por qué? Es auténtica, es fusión mezclándose la bulería con toques de música electrónica. Es folclórica, mostrando y representando parte de lo que es España. Y lo más importante es ARTE.

Desde los planos en cámara pasando por la coreografía a modo de ritual que muestra poder y fuerza hasta la letra de la canción, inspirada en un literato español admirable: Lorca. En la canción se hacen referencias a la luna, a la abuela y a la inocencia…todo ellos temas recurrentes en el romancero gitano, que además son temas universales que implican y mueven emociones superando barreras idiomáticas y culturales.

Independientemente del resultado, podemos estar orgullosos del cambio que ha dado España desde el año pasado y el atrevimiento en este caso de mostrar nuestra cultura sin miedo. Este último hecho es muy reseñable, puesto que abre al festival una puerta de influencia a la música folclórica, a las raíces y a la fusión.

¡Así sí! ¡Olé!

Guillermo Manrique Ovejero

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