Recuerda…
Cuando escribíamos puñados de canciones sobre parejas
con un par de acordes.
Tirados en mi cama,
hablando de la vida
y de vídeos estúpidos en Youtube.
Follamos tan fuerte como nos permitía nuestra juventud,
y gritábamos al romper las horas,
quemando minutos y mordiendo segundos.
Los días pasaban muy deprisa,
y nos apagábamos cada vez más,
con los ojos bien arriba,
contando estrellas que nunca nos miraban.
Promesas aplastantes y mayúsculas en equilibrio.
Fuimos poetas que sudaban vida en estado puro,
con estribillos rotos y guitarras oxidadas.
Aquellas eran nuestras reglas:
cero problemas.
Nadie nos enseñó a controlar.
Simplemente recuerda.
Y puede que algún día incorpore un piano o una guitarra,
al fin y al cabo ya sólo quedan recuerdos vestidos de palabras.
Ya no nos vemos,
no nos reímos,
no somos.
Pero fuimos golpes de viento en el continuo fluir del tiempo
y dejamos huella,
porque quemamos,
porque pudimos ser milagro,
porque fuimos.
Óxido, Carlos Manrique Sastre
Óxido

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