El teletrabajo como medida de sostenibilidad mundial

Si algo bueno hemos podido comprobar con el coronavirus es que frenar la actividad humana ha dado lugar a la expansión de la fauna, la limpieza de las aguas y la descontaminación del aire.

Las emisiones mundiales de CO₂ a la atmósfera se habían reducido, a principios de abril, un 17%, con un máximo en algunos países de un 26%, como señala Global Carbon Project (GCP).

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El análisis de Carbon Brief sobre las emisiones mundiales de CO₂, sugiere que la pandemia podría causar recortes de emisiones este año del 8%, que equivale a 2.600 millones de toneladas de CO₂ (MtCO2). 

¡Incluso con esto no conseguimos frenar el aumento de la temperatura global de 1,5 °C !. 

Las emisiones globales tendrían que caer alrededor de 2.800 MtCO2 en 2020, para limitar el calentamiento a menos de 1,5 ° C por encima de las temperaturas preindustriales.

Gracias al desafortunado acontecimiento del coronavirus no nos ha quedado más remedio de comprobar lo que la Tierra lleva diciéndonos desde hace décadas. ¡Parad!

Limitar el movimiento de las personas nos ha dejado tiempo para pensar y sacar conclusiones.

Y si ante la crítica situación medioambiental que vive el mundo, hemos podido comprobar que cambiando ciertas actividades podemos mejorar la calidad de vida del planeta y, por ende, la nuestra, ¿por qué no las conservamos?.

Uno de estos ejemplos es el teletrabajo.

Una propuesta simple, que se ha comprobado que es factible implementar en muchos puestos de trabajo, que merecería la pena mantener. Y más hoy en día, en la Era digital.

Está claro que la comunicación cara a cara, las relaciones sociales y la presencia en determinados momentos es totalmente positiva y necesaria para el buen desarrollo de las personas y de las empresas, pero no hace falta ser drásticos.

Se pueden proponer medidas intermedias en las que el teletrabajo se implante ciertos días a la semana y se mantenga el trabajo presencial otros días.

Todos ganarían en el ahorro de tiempo, dinero y, en muchas ocasiones, el estrés que supone el traslado hasta el trabajo, y La Tierra también nos lo agradecería enormemente.

Que el tiempo de reflexión de estos meses nos deje grandes avances para un presente y un futuro sostenible y saludable. 

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